Después de su convincente victoria en Amsterdam frente al equipo del hasta entonces invicto técnico Marco Van Vasten, la selección italiana de fútbol se midió el miércoles a Costa de Marfil, gran revelación en las eliminatorias africanas y un posible rival azzurro en el Mundial.
* Randall Álvarez, Serie A en ESPN.
Italia logró su clasificación a la cita mundialista en la penúltima jornada aunque dejó algunas dudas en su desempeño a lo largo de la eliminatoria debido, especialmente, al nivel de sus rivales.
En otras palabras, Italia sufrió ante rivales de modesto nivel.
Por su parte, Costa de Marfil logró su histórico primer boleto a un Mundial de gran forma y se irguió como una de las sorpresas de la eliminatoria africana al dejar en el camino a Camerún, uno de los equipos más poderosos del continente africano en los últimos años (campeón Olímpico 2000 y africano 2000, 2002).
El partido contra los “Elefantes”, como son apodados cariñosamente los marfileños, se llevó a cabo en Ginebra, Suiza, y presentó un interesante duelo y la oportunidad de experimentar por última vez en el presente año.
Así, Lippi realizó seis cambios con relación a la formación titular que presentó en Amsterdam, dándole descanso a figuras como Sandro Nesta y Fabio Cannavaro que de los 20 disponibles fueron los únicos que no vieron acción frente al combinado africano.
El timonel también ratificó su apuesta por el sistema 4-3-3 que empleará en el Mundial ya que cuenta con dos catalizadores en la función de enganche como Alex Del Piero y Francesco Totti, aunque al no contar con este último por lesión, en el segundo tiempo pasó al popular 4-4-2 con el ingreso de Camoranesi por Del Piero.
En el arco, continuó la incertidumbre de un Christian Abbiati que repitió ante las ausencias de Buffon, Peruzzi y Fabio Roma.
El hoy arquero en la Juve no pasa por su mejor momento y no da confianza cuando la pelota viene en su dirección. Fue sustituido en el minuto 72 por el debutante Marco Amelia.
Sabemos, eso sí, que el arco azzurro tiene solo un dueño y es de apellido Buffon.
A nivel defensivo, de los titulares ante Holanda, Fabio Grosso fue el único que mantuvo su puesto en el carril izquierdo.
El resto de la última línea la conformaron Zaccardo, Barzagli y Materazzi, aunque también cabe destacar el retorno a la selección de Massimo Oddo quien ingresó para la complementaria.
Ante las ausencias de los fijos Nesta y Cannavaro, el equipo no lució con la coordinación óptima y hombres de primer nivel como Didier Drogba crearon una que otra preocupación atrás, hasta llegar al gol.
En la medular iniciaron Barone, Pirlo y De Rossi con un desempeño regular aunque no necesariamente brillante.
Este es un bloque de jugadores muy disciplinados y buenos pasadores del balón a quienes les gusta jugar cerca del círculo central, por lo que Lippi quería verlos juntos.
Esta dinámica cambió un poco en el segundo tiempo al incluir un hombre más en el dibujo del medio sector.
Italia se dio a la tarea de abrir la cancha con Zambrotta, Camoranesi y Diana, siendo las llegadas del jugador de la Sampdoria de gran aporte ofensivo pues además de anotar el empate tuvo una última oportunidad de gol en tiempo de reposición.
Ahora más que en los últimos años Italia cuenta con mucho talento en su línea de ataque y la misión del técnico Lippi es encontrar el trío ideal. Frente a Holanda fueron Del Piero, Gilardino y Toni los titulares, mientras que frente a los marfileños, Del Piero mantuvo su puesto detrás de Gila y la novedad fue la inclusión desde el arranque de Vincenzo Iaquinta.
El delantero de Udinese no luce al 100%, mientras que Gilardino y Toni han mostrado una buena química, así como un complemento interesante dados sus distintos estilos y habilidades.
El partido en campo neutral (bueno, Ginebra está cerca de la frontera con Italia) tuvo momentos para cada equipo.
Los dirigidos por Henri Michel, que además del Mundial se preparan para la Copa Africana de Naciones en enero, demostraron que tienen lo suyo y supieron ceder la iniciativa a los italianos y tomar el control en el momento indicado para crear acciones de peligro con un fútbol de ideas, con colorido y velocidad, y en ningún momento mostraron sentirse inferiores frente a un rival con tanta historia.
Este empate (1-1) sirve para que el equipo Azzurro termine invicto en 2005, aunque deja un panorama aún dubitativo ante los ojos de muchos; no así para el técnico Lippi, quien lo acogió como un gran paso hacia adelante al ser un último experimento del año, ya que no verá a sus pupilos hasta el 1o de marzo próximo.
Por ahora, la mente de Marcello Lippi no descansará hasta no conocer el resultado del sorteo del próximo 9 de diciembre ya que Italia no tiene seguridad de ser cabeza de serie.
* Randall Álvarez, Serie A en ESPN.