Con solo escuchar su nombre o ver su tradicional uniforme a rayas blancas y negras, cualquiera asocia inmediatamente a Juventus de Turín con algunas páginas importantes dentro de la historia del fútbol.
Es el equipo más popular de Italia, sin ambargo, recientes acusaciones podrían manchar su brillante palmarés.
* Randall Álvarez, Serie A en ESPN.
Desde que ganó sus 5 títulos consecutivos en los años treinta, la Vecchia Signora del Calcio se ganó el respeto del mundo, y ciertamente de su nación pues volvería a dominar el fútbol italiano durante las décadas de los 70s, 80s y puso fin a la hegemonía del Milan en la primera mitad de los 90s, para convertirse otra vez en el más exitoso de los últimos 10 años.
El cuadro bianconero es también el único equipo de Italia que puede lucir dos estrellas (una por cada 10 Scudettos) en su uniforme gracias a sus 27 campeonatos obtenidos, una decena más que su más cercano seguidor Milan.
A nivel europeo, su palmarés no es el mejor de un equipo italiano en competiciones continentales pero sí es el mejor de los años noventa cuando, como “Pedro por su casa”, llegó a 3 finales consecutivas de la UEFA Champions League (1996, 1997, 1998).
Estadísticas y números impresionantes, es cierto, ¿pero que tal si muchos de esos logros no fueron conseguidos en igualdad de condiciones que los demás equipos sino con jugadores fisiológicamente alterados para rendir mejor?
Sí, hablo de un dopaje masivo que quizás se haya estado dando desde generaciones atrás y que no debería sorprendernos mucho, aunque es hasta ahora, con las recientes investigaciones que la integridad de los cuerpos médicos de algunos grandes equipos queda en tela de juicio.
El dopaje, por su misma complejidad e incertidumbre, es un tema sumamente delicado y aún hoy en día no hay verdaderos controles confiables para “con justicia” poder clasificar tantas posibilidades de casos. (el caso Gurpegui en España abre otra clasificación aún sin muchas respuestas...)
Los problemas que enfrenta ahora Juventus son el resultado de acusaciones entre otros del checo Zdenek Zeman, quien en 1998, mientras era técnico de Roma, acusó el abuso de fármacos en el Calcio y en especial acusó al cuerpo médico de Juventus de suministrar a sus jugadores “EPO” (eritropoyetina) la cual maximiza el rendimiento muscular a base de una mayor oxigenación y por consiguiente también promueve un dramático crecimiento de estas masas.
Zeman fue tajante con su teoría y puso como ejemplos a jugadores como Alessandro Del Piero, quien había debutado en Serie A en septiembre de 1993 -precisamente frente al Foggia de Zeman- con la fragilidad de un joven de 1.73m de estatura, aunque poco tiempo después luciría más corpulento, lo que llamó la atención del entrenador checo y lo llevó a hacer tales aseveraciones.
Pero ese es solo uno de sus ejemplos, el asunto fue más allá hasta que las autoridades italianas iniciaron la debida pesquisa y es ahora que se comienzan a conocer algunas conclusiones y se comienzan a apuntar dedos en diversas direcciones.
Así, el jefe médico de Juventus ya fue encontrado culpable, aunque en mi opinión, éste fue instrumento de los verdaderos “mandamás” del equipo turinés quienes son los que tienen la última palabra y quienes se desviven por ingeniarse estrategias para ser más competitivos y ganar más en este exigente mundo del fútbol.
¿Que hubo dopaje? Todo apunta a que sí.
¿Que vayan a ser castigados todos los responsables? Quizás no.
En la mayoría de los casos los jugadores han sido víctimas sin saber qué se les estaba suministrando y mucho menos anticipando secuelas a largo plazo, aunque esto ha ido cambiando ahora con los sindicatos de futbolistas para que los jugadores estén más informados de lo que les suministran y conozcan los riesgos asociados.
Esta “bomba” que se ha desatado, en vez de darnos respuestas, nos hace pensar más allá:
¿Tiene esto que ver con algunas de las recientes muertes repentinas en los campos de fútbol?
La tendencia de algunos jugadores –el mismo Del Piero- a lesionarse tanto, ¿es quizás el resultado de haberles querido obligar a sus cuerpos a asimilar ciertas sustancias en el pasado?
Lo triste del caso, es que puede ser que sí tenga mucho que ver.
La verdad seguirá saliendo a la superficie, y quizás Juventus se haya beneficiado de esas alteraciones durante una época de bonanza entre 1994 y 1998, pero los 9 trofeos que obtuvo en ese tiempo no los puede devolver, ni puede vestir a los personajes otra vez para que disputen aquellos partidos una vez más.
Lo cierto es que la imagen de Juventus, uno de los mejores equipos en la historia se ha manchado.
Mejor dicho, la han manchado unos cuantos ambiciosos que pensaron en sus intereses a corto plazo, que no conocen el verdadero significado de Fair Play y que traicionaron su ética profesional y sus valores morales.
¡Ah! y que de paso olvidaron que los jugadores también son seres humanos...
* Randall Álvarez, Serie A en ESPN.