Esta semana, un tema que ha acaparado la atención de la prensa italiana y mundial es la negativa de los jugadores del Milan Gennaro Gattuso y Giuseppe Pancaro a someterse a una prueba sanguínea voluntaria después del partido frente a la Roma en el estadio Olímpico el domingo pasado.
* Randall Álvarez, Serie A en ESPN.
Al ser escogidos al azar para las conocidas pruebas de dopaje, ambos entregaron sus muestras obligatorias de orina aunque se negaron a dar las sanguíneas.
Pero hay que aclarar y recalcar que dicha prueba de sangre es totalmente “voluntaria”.
¿O no lo es?
En 1999, se instauró la Agencia Mundial Anti-Dopaje (WADA por sus siglas en inglés), aunque fue en los últimos dos años que ha tomado mayor auge y aceptación entre todos los deportes pues fue acogido a nivel universal un Código que promueve este tipo de pruebas de sangre, que aunque han tenido gran proyección a nivel global, aún no se puede decir que han sido totalmente aceptadas puesto que siguen siendo “opcionales” debido a criterios éticos.
En Italia, la Federación de Fútbol –representada por Franco Carraro- y la Lega Calcio –por Adriano Galliani, irónicamente, el vicepresidente del Milan- mostraron su total apoyo a estas iniciativas en su momento e inclusive habían amenazado con excluir de la selección Azzurra a aquellos que se negaran a las pruebas de sangre.
Bueno, ahora un par de jugadores del Milan y de la selección se negaron a la prueba y no fueron excluidos de la selección –solo Gattuso estaba convocado-.
Dentro de todo esto como de costumbre hay, entre las buenas intenciones de limpiar el deporte, una buena dosis de intereses políticos.
Por eso, Carraro, que es miembro clave del COI, y Galliani, con su doble responsabilidad en el Calcio Italiano, a veces se pronuncian de una forma y después hasta se tienen que tragar sus propias palabras.
Esta vez, para que dicha digestión fuera más fácil, parece que encontraron una solución de presión moral hacia el jugador Gattuso quien después de 48 horas –noche del martes- finalmente dio su muestra de sangre en la concentración de la Azzurra.
Pero la pregunta obvia es: ¿si es una prueba voluntaria, por qué se persigue tanto a quien decide no participar?
En el transfondo de las cosas, la prueba no es tan opcional como se promulga.
Las palabras de Carraro y Galliani, denotan las represalias para aquellos que no participen, o sea, que de forma indirecta se les envía un mensaje de obligación.
Actualmente existe una inmensa ambigüedad en cuanto a la aplicación de estas pruebas y es necesario sentarse y unificar las intenciones.
Me imagino que muchos estarán pensando en el caso Rio Ferdinand, quien en septiembre de 2003 no se presentó a la prueba obligatoria de orina después de un partido y consecuentemente recibió una suspensión de 8 meses.
Bueno, ese fue un caso distinto pues era la prueba básica de dopaje –de la cual Gattuso y Pancaro sí participaron como manda la ley.
El término clave en este caso es “prueba voluntaria”...
Algunos otros, estarán pensando en la responsabilidad moral de jugador que debe cooperar con este tipo de causas.
Entiendo que como profesionales, estos jugadores quizás debieron haber cooperado, sin embargo, y más que para defenderlos, creo conveniente tratar de entender las circunstancias en que se quiso llevar a cabo esta prueba y el dilema que enfrentaron los jugadores.
Primero que nada, estas pruebas raramente se han realizado en el fútbol italiano, y de repente aparecen, en un partido y en un escenario siempre de alta tensión como lo es el Olímpico de Roma.
Sin duda, y con los ánimos tensos después del duro partido, Rino Gattuso no vio con buenos ojos la idea de dar sangre voluntariamente a las 11:30 de la noche.
En el caso de Pancaro, me parece que de haber estado solo sí hubiese accedido a la prueba pero al no estarlo, siguió en su decisión a uno de los líderes del equipo.
Una vez más, y como lo hace en la cancha, Gattuso demostró su rebeldía pero creo que con causa y razón pues aún no hay criterios definidos en esto del análisis sanguíneo.
¿Entonces, quién tiene culpa en este episodio?
Por un lado, “los unos” intentan llevar a cabo una acción que sabemos es buena para luchar contra el dopaje y limpiar el deporte, mientras que “los otros” cumplen hasta donde obliga la norma y hacen uso de su libertad en la parte opcional.
Entonces, el error está en no respetar la etiqueta de “prueba voluntaria” y tratar de hacer sentir culpable a quienes se nieguen.
Estos malentendidos no se darían más si dichas pruebas llegaran a ser obligatorias, aunque eso implica otros dilemas...
Señores, con urgencia se deben unificar criterios.
Pero por ahora, a respetar la voluntad de los individuos.
* Randall Álvarez, Serie A en ESPN.