Después de haber sido relegado al banco de suplentes en las últimas tres jornadas, Alessandro Del Piero volvió a aparecer en la formación titular de Juventus, aunque sin esto representar ninguna garantía para los próximos partidos.
* Randall Álvarez, Serie A en ESPN.
Los grandes equipos del mundo, los llamados protagonistas, tienen un jugador emblemático y simbólico, una figura que, más que vender una gran cantidad de camisetas, es aquel que ha pasado toda o gran parte de su carrera en el club, el que representa el amor y la entrega por los colores que luce y el que se ha ganado el cariño de la afición.
Alex Del Piero ha sido por una década esa figura en Juventus, sin embargo, esta temporada el capitán ha sufrido un bajón en su nivel que lo pone en una situación de incertidumbre.
¿Será que sus días de romance con La Vecchia Signora están contados?
Esto es lo que muchos –incluyendo a su excompañero Luca Vialli- aseguran, aduciendo que por lo general, enfrentarse a una situación así a los 30 años de edad, significa eso.
En lo personal, no me parece que ese sea su caso.
Es cierto que “Pinturicchio” no ha sido el mismo desde hace algún tiempo pero como cualquier otro jugador emblema tiene sus altibajos y malos ratos (para algunos duran más que para otros).
Del Piero representa mucho en Juventus y honestamente, no lo veo con los colores de otra institución, y a pesar de que no es producto de la cantera –llegó de Pádova con 18 años en 1993 siempre ha llevado al equipo bianconero en sus entrañas.
Siempre recuerdo la gran sensación que causó su aparición en el mapa turinés, lo que irónicamente iniciaría la despedida de esa ciudad del maestro Roberto Baggio.
Juventus había encontrado su heredero perfecto.
Después de ganar el prestigioso torneo de Viareggio para juveniles, Alex brilló en su primera temporada y ayudó a Juve a conquistar el Scudetto poniendo fin a una sequía de 8 años. Luego vendría la memorable victoria en la Champions League del ’96 donde también brilló detrás de Gianluca Vialli y Fabrizio Ravanelli para consolidarse como la figura del futuro juventino y azzurro.
Sin embargo, el fantasma de las lesiones y quizás la mala suerte han acompañado a Del Piero desde muy joven.
Cuenta su madre que de pequeño se enfermaba con frecuencia, y ya como futbolista hemos seguido de cerca su cuadro de enfermería y podemos constatar que siempre ha sido propenso a las lesiones (lo mismo que su hermano Stefano quien debió abandonar el fútbol prematuramente por esa razón).
El episodio de mayor impacto de una lesión, es sin duda aquel de finales de 1998, por la extensión de la lesión y porque la sufrió después de perder la final de la Champions, de tener un decepcionante Mundial y un día antes de cumplir sus 24 años.
Eso en el aspecto fisiológico, y ¿qué hay del emocional?
Desde su llegada a Juventus, Alessandro Del Piero ha tenido sobre sus hombros mucha presión y responsabilidad como figura y símbolo del equipo y de la selección.
Para muchos ha quedado en deuda dado su potencial, por lo que constantemente ha sido acusado de ser “solo nombre” y no decir presente cuando más lo han necesitado.
(Bueno, en ese aspecto hasta al mismo Pinturicchio original –famoso pintor renacentista italiano- muchos le atribuían recibir más mérito del que realmente merecía.)
Yo no soy quién para poner en tela de juicio su fortaleza mental ante en esos casos aunque sí puedo decir que quizás las circunstancias no le favorecieron en los momentos cruciales.
Es cierto que aparte de perder tres finales de Champions, entre Eurocopas y Mundiales Alex solo ha anotado 2 goles en 17 partidos en los que vio acción, pero recordemos también que en el Mundial del ’98 tenía que “competir” con el legendario Baggio, mientras en la Euro 2000 y Mundial 2002 su rival de puesto fue el astro Totti.
Al final de cuentas, aunque muchos apunten a su casi nula contribución en estos torneos, la decepción y el fracaso no dejan de ser algo colectivo.
Esta temporada la llegada de Fabio Capello tampoco ha ayudado mucho a su causa pues después de años acostumbrado a los mimos Lippi, se encuentra con ideas totalmente distintas y un técnico que siempre lo vio desde el otro lado de la barrera y al que no le tiembla la mano para dejarlo en el banco.
Por cierto, el que Alex Del Piero haya sido titular entre semana frente a Sampdoria no creo que sea un premio por anotar de penal en el partido anterior, ni es ceder ante la presión del público y la prensa, sino más bien representa darle un descanso a Ibrahimovic, del que se benefició Del Piero y jugó un más que aceptable encuentro completo.
Ahora, esta participación no garantiza que el capitán bianconero vaya a ser titular en el próximo partido. Solo don Fabio lo sabe...
Hay muchas especulaciones a la hora de tratar de analizar el por qué del bajo nivel de Del Piero, desde acusar que este es el resultado del supuesto uso de esteroides hace algunos años, hasta sugerir que su estado anímico no ha sido el mismo desde la muerte de su padre Gino en febrero del 2001.
Estoy seguro de que Alex va a salir adelante del mal momento que atraviesa, y aplaudo eso sí, la decisión de Capello de sentarlo pues esto a veces es bueno para las grandes estrellas.
En un momento como este, lo importante es valorar su aporte a través de los años, en las buenas y en las malas.
Por eso confío en que Juventus no va a pensar en deshacerse de su símbolo y emblema -aún en el banco no deja de serlo- porque se trata, sin duda, de uno de los jugadores más talentosos de la última década.
Un fantasista y maestro de balón parado que no se ve todos los días y que ante todo lleva muy dentro los colores de La Vecchia Signora...
* Randall Álvarez, Serie A en ESPN.