El martes de esta semana se llevó a cabo un partido de solidaridad y colaboración para las víctimas de la catástrofe natural que afectó al sudeste asiático el pasado mes de diciembre.
* Randall Álvarez, Serie A en ESPN.
El encuentro, que marcó un momento histórico por el noble gesto humanitario, apropiadamente fue denominado “Fútbol por la Esperanza”...
A la magna cita acudieron las máximas estrellas del planeta fútbol para aportar su granito de arena y de paso “deleitarse con un aire fresco” dentro de un calendario futbolístico tan saturado.
La idea fue sencilla: nombrar al Balón de Oro y al Jugador FIFA del Año como los capitanes, y por ser en Barcelona, añadir el siempre bienvenido ingrediente o matiz de clásico español.
Así, entre los locales del XI de Ronaldinho –el combinado mundial- estaban Eto’o (estrenando su nombramiento como Mejor Jugador Africano por 2o año consecutivo y uno de los que brilló en la noche), Deco, Márquez y Giuly.
Mientras que el XI de Shevchenko era el equipo de los europeos -con un par de excepciones- y representaba el estandarte madridista con Casillas, Raúl, Zidane y Beckham.
Estas dos ligas conforman la élite del mundo balompédico.
Entonces, como se jugaba en España, había que asegurar la presencia de una buena cantidad de jugadores del Calcio.
En total, fueron 14 los jugadores de Serie A los que finalmente tomaron parte del encuentro, puesto que como es normal hubo cambios de última hora y algunos no participaron y otros fueron llamados en sus respectivos lugares.
Por cierto que la gran ausencia dentro de los italianos fue Roberto Baggio, quien profesa la religión Budista y vive su vida muy apegado a la cultura oriental, por lo que esta causa representaba algo muy especial para él, sin embargo, al final de cuentas no pudo ser partícipe como se había anunciado.
Entre los que sí jugaron estuvieron los rossoneros brasileños Dida, Cafú y Kaká, los interistas Martins y Córdoba, así como el japonés Nakata en el equipo del Gaúcho... Bueno, hasta podemos anotar al co-técnico Rijkaard como buen ex-rossonero...
Mientras que Sheva -se enfrentó a esos 3 compañeros pero tuvo como compañero a Kaladze- contó con la defensa central de Juventus (Montero y Thuram), Del Piero, Toldo y los cerdeños Zola (jugó como si tuviera 20 años) y Suazo, así como con Marcello Lippi como co-entrenador al lado de Arsene Wenger.
Claro, y si hablamos de aporte italiano no podía faltar a una invitación como esta, don Pierluigi Collina, quien eso sí, quizás ofició el partido más tranquilo de su carrera...
Sabemos que en un partido-espectáculo de esta índole, no puede haber análisis de acción, ni tácticas a seguir, ni desgaste físico, pues es una vitrina para estilistas y fantasistas del balón.
Pero me llamó la atención ver a algunos como Alex Del Piero utilizar esta oportunidad para reafirmarse su confianza después de las difíciles últimas semanas en casa.
También, le representó una oportunidad para revivir viejas sociedades como la que alguna vez formara con Zidane, con quien se juntó para anotar.
Todos y todo eran parte del espectáculo, desde una par de “tapadas” de Toldo a su compañero de Inter Oba Martins, hasta los intercambios precisos de pases entre Zola y el hondureño Suazo -anotaron un gol cada uno- que demostraron la química que tienen en el Cagliari semana tras semana.
Tampoco podía faltar algo de morbo alrededor del encuentro, como el hecho de que los cuatro jugadores del Chelsea que habían sido invitados no acudieran, ¿sería acaso porque Chelsea visitará Barcelona por la Champions la próxima semana? ¡Vaya usted a saber!
Vale que los tres de Juventus y los cuatro de Real Madrid disfrutaron abrazándose y cooperando como compañeros de equipo.
Fue un orgullo ver también a varias de nuestras nacionalidades tan bien representadas en una causa de este tipo.
Así, un colombiano, un hondureño, un mexicano (aunque no juega en el Calcio) y los brasilianos dijeron presente con la mano puesta en el corazón.
Mientras los jugadores lo vivieron, el público lo disfrutó a lo grande y saboreó cada momento, y así lo expresó constantemente con la “ola mexicana”, ya una clásica manifestación de confraternidad.
Al final, el 6-3 no importa, aunque irónicamente el último gol de la noche lo anotó un asiático, el coreano Cha Du-Ri, quizás como mensaje simbólico de agradecimiento por esta muestra humanitaria para con los afectados en Asia.
Fue una noche mágica en la que el gran ganador fue el fútbol porque una vez más se demostró que el deporte más popular del mundo, como tal, tiene el poder para unirse y luchar por causas humanitarias, por la fraternidad, y por la paz en el mundo...
* Randall Álvarez, Serie A en ESPN.
