Finalizada la primera fase del Mundial, dieciséis selecciones mantienen vivas sus esperanzas, mientras que otras dieciséis estarán ya de regreso en sus respectivas tierras.
* Randall Álvarez, Fuera de Juego en ESPN.
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Así, los 48 partidos y los 117 goles registrados en esta primera ronda sirvieron para alimentar la ilusión de algunas naciones, a la vez que arrebataban el sueño de otras.
Seis de las ocho naciones debutantes pagaron el precio de la inexperiencia y quedaron eliminadas.
De los eliminados, me queda una buena impresión de algunos y un sinsabor de otros.
Pero, ¿qué falló en cada selección?
Serbia y Montenegro, Costa Rica, y Togo fueron las únicas tres selecciones que se despidieron de la cita sin lograr un solo punto.
¡O sea, marcharon con tres strikes!
De esas tres selecciones, Costa Rica dejó un mal sabor porque nos había acostumbrado a mejores presentaciones en Mundiales. Es triste si tomamos en cuenta que este significa el final para una interesante generación de futbolistas que había dejado una grata imagen en el Mundial pasado y que posiblemente vio acción por última vez en un Mundial.
Mientras que Togo vivió una verdadera novela en los días previos al Mundial -y durante– por el asunto de los bonos prometidos a los jugadores. Al final de cuentas quizás uno comprenda que para estos seleccionados el solo hecho de estar en un Mundial era suficiente en lo futbolístico y el aspecto monetario pasaba luego a ser prioridad si tomamos en cuenta que en ese país el ingreso per cápita es de unos $1000 al año.
Sin duda una de las sorpresas negativas del certamen fue Serbia y Montenegro porque aún nos preguntamos cómo una selección que durante toda la eliminatoria permitiera solamente un gol, se va del Mundial con la meta más vulnerada con diez goles recibidos.
Quizás una explicación pueda ser que su ancla en defensa Vidic no jugó -el primer partido por suspensión y los otros dos por lesión- con lo que esa denominada línea de “los cuatro famosos” perdió su personalidad y pasó a ser la línea de “los cuatro villanos”.
De los demás eliminados, Polonia llegó como de paseo.
Es cierto que el paseo no fue muy lejos porque era simplemente cuestión de cruzar la frontera pero los polacos dejaron una muy mala imagen con falta de iniciativa ofensiva, prueba de ello es que los únicos dos goles que anotaron fueron obra de un defensor. Definitivamente el hecho de que no brillara su estrella Zurawski pesó en el pobre desempeño de los polacos.
Otros países pasaron sin pena ni gloria por esta Copa Mundial.
Arabia Saudita se fue con un solo punto a favor, y aunque este fue su cuarto Mundial consecutivo, demostró que en esa nación hay mucho dinero y recursos pero su nivel está aún lejos de las potencias.
Túnez que compartió el grupo con los saudíes –empataron– también se fue con un solo punto, y a pesar de que era el único equipo africano con experiencia mundialista sigue con esa mala racha de solo haber obtenido una victoria en sus cuatro participaciones en Mundiales (1978 vs México).
Irán fue otro de los equipos que llegó de paseo a Alemania. Irónicamente la participación de Irán fue noticia durante el certamen pero más que por su fútbol fue por el tema del armamento nuclear y la posible presencia de su presidente en tierras teutonas junto a la selección. A los iraníes definitivamente les afectó la baja forma de su astro Alí Karimi quien no llegó totalmente recuperado de una lesión.
En ese mismo grupo, Angola soñó hasta la última jornada con marcar su debut con una sorpresa, sin embargo, y a pesar de que el otro partido se lo permitía, no pudo anotar los goles que necesitaba para pasar. En su primer partido le aguantó hasta donde pudo a su antiguo jefe Portugal aunque al final cayó por la mínima, y después hasta hizo ver mal a la selección azteca con un opaco 0-0. Su estrella Mantorras llegó tocado al certamen y vio poca acción.
Japón y Croacia tuvieron la mala suerte de quedar acomodados en el grupo de Brasil, lo que es casi como recibir un gol sin haber siquiera jugado.
Esperaba más de los croatas, sin embargo, u temprana eliminación obedece más a la sorpresa de Australia.
Por su parte Corea del Sur se encontró en un grupo relativamente tranquilo, especialmente con el pobre desempaño de Les Bleus, sin embargo, la Marea Roja se va del Mundial sonrojada pues parece haber regresado a su realidad, una realidad que fue alterada por otros factores en el Mundial pasado.
Entre las más grandes decepciones están Estados Unidos, Paraguay y la República Checa.
El equipo sudamericano rompió con su hábito de llegar al Mundial, jugar al contragolpe y con lo necesario pasar a la segunda fase. Una vieja fórmula que le había deparado ese pase a Octavos en los últimos dos Mundiales, pero que esta vez no supo utilizar. A pesar de haber ganado su último partido frente a los trinitarios, Paraguay nos dejó un sabor amargo: le faltó idea ofensiva y autoridad con la pelota.
A propósito de Trinidad y Tobago, me sorprendió ver a este modesto equipo con mucha personalidad al enfrentar su primer partido en una Copa del Mundo. Hubo entrega y ganas de hacer bien las cosas, aunque al final el pecado mayor fue su falta de experiencia a este nivel. A pesar de que no anotó goles en el torneo, se fue con un meritorio e histórico empate a cero ante Suecia.
Quedándonos en la Concacaf, la historia de Estados Unidos da hasta para escribir un libro. Su técnico Bruce Arena (entre los técnicos en Alemania, el de mayor tiempo al frente), quizás viajó confiado de que llevaba suficiente arsenal para mejorar la gran presentación de Japón/Corea, pero la realidad era otra. Hizo falta gol y confianza en el vestuario. Algunas de sus figuras no dijeron presente ante el llamado, quizás por la misma idea necia del técnico de cambiarles de posición justo antes del certamen.
Por cierto, esto me hizo recordar una misma estrategia adquirida en el Mundial del ’98 que deparó aún peores frutos que los de ahora. El resultados de tanto experimento a última hora fue la debacle que ha puesto a todos en los Estados a evaluar el futuro de su selección.
Mi mayor decepción de este Mundial: la República Checa.
No me imaginé -bueno en realidad sí pero no le di muchas vueltas– que esta selección de lujo quedaría en la primera fase. Los checos nos habían deleitado en la pasada Eurocopa y su gran nivel y gusto por el buen fútbol había quedado ratificado al lograr superar con creces el repechaje ante Noruega.
La presencia de Pavel Nedved desde esa instancia añadía la figura de un líder y orquestador que ponía a muchos rivales a rascarse la cabeza pensando en las posibilidades de este equipo.
Después de verlos jugar y despedazar a los norteamericanos en el debut, muchos pensamos con mayor seguridad que estábamos presenciando a un posible campeón. Sin embargo, después vendrían los deslices, las desconcentraciones, la falta de confianza entre compañeros, y con ellos se derrumbó ese castillo de arena que había edificado este grupo. Algo pasó con este grupo, y la República Checa se ahogó en su propio vaso de agua…
Es una verdadera lástima porque una generación de jugadores como Poborski, Nedved, Koller, Blazek, Lokvenc y Galasek posiblemente jugaron sus últimos partidos en un torneo mayor. Se irán entonces con las manos vacías, algo difícil para algunos de ellos que anduvieron tan cerca con aquel subcampeonato en la Euro de 1996.
Y finalmente debo hacer mención especial de lo presentado por Costa de Marfil.
El equipo africano llegaba como uno de los llamados a dar la cara por su continente. Con una sólida defensa –del Arsenal– y una verdadero ariete al frente, los marfileños demostraron tener un estilo propio y mantuvieron la ilusión de disfrutar su paso por Alemania al máximo.
Las derrotas ante Argentina y Holanda fueron quizás el resultado de su inocencia y falta de experiencia pero quedó en la retina de todos el desempeño de un equipo con interesantes ideas y que buscó ser creativo en la cancha. No en vano se despidió con una victoria ante Serbia, aún sin la presencia de su estrella Drogba.
Dieciséis selecciones se van a casa pero la vida debe proseguir en esas naciones.
La misión ahora es pensar en el próximo proceso mundialista, pasando antes por sus respectivos torneos continentales.
Muchos no alcanzaron sus metas, mientras que para otros el solo hecho de estar en Alemania era la meta.
Ante todo, hay que celebrar el espíritu de participación y competencia, y doy fe de que todos estos jugadores dieron en la cancha lo mejor de acuerdo con las circunstancias de cada plantel.
* Randall Álvarez, Fuera de Juego en ESPN.
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